Se inicia entre 8 a 24 horas luego del ejercicio y su pico es entre 24 a 72 horas, puede durar hasta 10 días. Los síntomas incluyen en diferentes grados: resistencia al movimiento, sensibilidad, dolor y edema local.
Puede ocurrir luego de una sesión aguda de entrenamiento de resistencia. Típicamente se observa después de un ejercicio excesivamente intenso y es más dramático en principiantes. Sin embargo en experimentados ocurre con ejercicios nuevos o por progresión muy rápida de la intensidad.
El dolor en el músculo esquelético se transmite por 2 tipos de fibras nerviosas muy sensibles al calor cuyas terminaciones libres se localizan en la unión musculotendinosa y cerca a los vasos sanguíneos. Estas fifras son las tipo III mielinizadas rápidas que transmiten dolor localizado y las IV no meilinizadas lentas que transmiten el dolor difuso, estas últimas terminaciones serían las responsables del dolor de aparición tardía.
Las investigaciones demuestran que el ejercicio excéntrico (el músculo produce fuerza alargándose) precipita el DOMS, ya que puede dañar la estructura básica de la célula muscular en mayor medida que las contracciones concéntricas (el músculo desarrolla fuerza acortándose). El punto focal del daño es el disco z, que es donde se ancla la proteína contráctil actina o filamento delgado, y que forma la unidad funcional muscular: sarcómera (de línea z a línea z).
La pérdida de la integridad estructural de esas líneas z puede ser el estímulo que causa los síntomas. Los cambios que se generan como respuesta dentro del músculo son adaptativos, de supercompensación, que preparan al músculo para soportar cargas más duras y mejorar el rendimiento, al igual como sucede con las contracciones concéntricas, la diferencia es el grado de daño tisular.
En una contracción excéntrica se activan menos unidades motoras que en una concéntrica y por lo tanto la fuerza se distribuye en una menor área seccional de músculo, esto hace que al aplicar mayor tensión por unidad de área se pueda ocasionar mayor daño estructural. DOMS no se correlaciona con el estado de fatiga muscular ya que la contracción excéntrica requiere poca energía, tampoco con la producción de ácido láctico ya que la contracción excéntrica produce menores cantidades y además consume menos cantidad de oxígeno.
Una progresión lenta en la intensidad del entrenamiento es crítica para disminuir el DOMS, además de realizar un buen calentamiento. No es posible evitar las contracciones excéntricas ya que son parte de los movimientos pero podemos limitar las molestias. Excesivo DOMS se desarrolla debido al uso de resistencias más altas que las concéntricas usadas para una repetición máxima (1-RM).
Los síntomas se pueden tratar con antiinflamatorios y masajes con hielo. Para limitar el dolor, luego de la actividad primero realizar movilidad articular suave, luego estiramientos estáticos muy cortos y suaves, al final estiramientos estáticos más prolongados. Esto permite redistribuir el flujo sanguíneo, oxigenar la zona y relajar los músculos favoreciendo el proceso de recuperación y disminuyendo los síntomas causados por la destrucción fibrilar producida.
Referencias
*ACSM's Resource Manual for Guidelines for ExerciseTesting Prescription 2010
*Postexercise Muscle Soreness Author: Divakara Kedlaya. Updated:2008
*http://www.sobreentrenamiento.com/publiCE/Articulo.asp?ida=581
*ACSM's Resource Manual for Guidelines for ExerciseTesting Prescription 2010
*Postexercise Muscle Soreness Author: Divakara Kedlaya. Updated:2008
*http://www.sobreentrenamiento.com/publiCE/Articulo.asp?ida=581